Las almohadillas eléctricas son de aplicación para contracturas, dolores musculares, cervicales, etc. Usualmente cubren toda la zona de hombros proporcionando relajación muscular y aumentando el flujo sanguíneo.
Tejido lavable máximo 30º
Tejido lavable máximo 30º
Tejido lavable máximo 30º
Manta-poncho eléctrico 100% poliéster. Con desconexión automática después de 90 minutos y pantalla con luz. Dispone de tres temperaturas: 35º, 40º y 45º.
Las almohadillas eléctricas son de gran ayuda para aliviar el dolor en cuello y espalda cuando sufrimos contracturas o dolores musculares. Gracias a su aplicación de calor en la zona logra relajar los músculos y aumentar el riego sanguíneo. Por eso si sufres algún problema cervical te recomendamos que compres una almohadilla eléctrica.
Aunque hay muchos modelos de almohadillas, cuando buscamos una específica para las cervicales, debemos observar que están diseñadas para esa zona del cuerpo.
Normalmente estos modelos son más pequeños que las mantas eléctricas y están hechos con un material flexible que permite adaptarse al cuello y la parte superior de la espalda como los hombros. Las almohadillas eléctricas están realizadas en un material textil muy agradable o suelen llevar una funda que podemos lavar en la lavadora.
Otra característica de estos aparatos es la función de apagado automático, lo cual es muy útil para evitar un sobrecalentamiento.
Para elegir la mejor almohadilla eléctrica para las cervicales es importante que nos fijemos en sus características como los niveles de temperatura y la potencia.
Si tiene una temperatura regulable podemos adaptarla a nuestro nivel de tolerancia al calor, ya que de lo contrario puede resultar incómodo. Algunas disponen de 3 niveles de calor o incluso más, dándonos cierto margen de elección.
En el caso de la potencia, lo mínimo aceptable sería una almohadilla de 60 watios, pero podemos encontrarlas con una mayor potencia.
También debemos fijarnos en el cable, ya que cuanto más largo sea mayor comodidad podrá permitirnos. Así podremos estar tumbados en la cama mientras usamos la almohadilla, sin preocuparnos de no tener un enchufe cerca.